jueves, 5 de noviembre de 2020

Venta Aurelio, Chipiona, Cádiz.

 
Comenzamos la mañana sanluqueña, mi hermano Juan y yo, realizando un paseo que nos lleva a la parte más alta de la ciudad, donde se encuentra el castillo de Santiago; monumento que nos sorprende por su estimable estado de restauración. La visita espabila los sentidos y muestra los contenidos necesarios para situarte históricamente. 

La subida a la cima de la torre del homenaje se ve recompensada con la panorámica en 360º que nos muestra la desembocadura del Guadalquivir, Doñana y el Atlántico al oeste; la penetración del mar camino de Sevilla aprovechando el cauce del Guadalviquir; los altos de Jerez, al este;y los campos camino de Rota, Chipiona y el mar, al sur.

 

Un rápido descenso nos lleva hacia en control de avituallamiento, situado en la esquina entre la calle Mar y Bolsa, bar Casa Pedro Hernández Santoalla. La imagen que sigue resume su historia.

 

Bar, colmado y estanco. No queda otro igual. Manzanilla a granel Gabriela, tapa de cortesía, chacinas a elegir y ese recuerdo de lugar antiguo con solera que tanto gusta.

 

Mi hermano Juan, que goza de un apetito moderado, se vio obligado a consumir por hacer gasto y, como no hay paisaje verdadero de bar sin figura, posó de esta guisa con gesto terciado por la incomodidad que le provoca tener que intentar sonreír ante una cámara; mientras, yo, me limitaba a consumir bebidas isotónicas. Me reservaba para el final de etapa, ya en los predios de Chipiona, en la Venta Aurelio.

 

                                       Venta Aurelio

Es de esos lugares de los que no se explica su éxito por el lugar en el que se ubican -un cruce de caminos rodeado de huertas y segundas residencias al que se llega por un dédalo de carreteras estrechas-, sino por la calidad de su materia prima, exquisito cuidado al tratarla y el buen servicio.

Un comedor en L a modo de claustro delimita el interior donde se halla el sancta sanctorum del local: pequeña barra con vitrina donde reposan los misterios de tierra y mar que son desvelados en la cocina aledaña, situada en el confín del templo.

 


Allí ofician los hermanos Adrián y Manuel, y su mujer; el tío Manuel, Ismael, el camarero..., más los refuerzos de fin de semana que hacen posible el correcto ritual de la pitanza.

 

Y vamos con lo que nos ocupa:

Según nos desvela Adrián la singularidad de su menudo está en el majado que lleva: cilantro, tomillo, comino, pimienta negra, pimienta blanca, chorizo dulce, tocino de jamón, panceta y pimentón.

Elaborado durante una hora en la olla express, lleva toalla y tripa gorda de ternera. “En los diez minutos de recocho se le agrega un golpe de hierbabuena que es cuando suelta todo lo que hay que soltar”, según palabras de Adrián. También él nos comenta que el conjunto de especias recuerda a las que se utilizan para guisar los caracoles.

Singular, con carácter, nada usual, para los que van buscando algo distinto...; sobresale por el sello personal que le imprime el cocinero.

Unas gambas cocinas al instante, unas acedías que discutían entre sí por demostrar en la curva de la fritura quién era la más fresco y unas ortiguillas completaron la visita.

Hay ventas y Ventas, y Venta Aurelio lo es en mayúscula.

 

Valoración sobre 5:5 

 

Dirección: Bda de Montijo 12-11550. Chipiona.
Tlfno: 956 38 94 73

Ubicación: aquí.